En casa, tocando la guitarra, con el libro de lengua abierto y algo de rap al ritmo de un Both of us de taylor swift sonando en youtube. Sola en mi habitación, viendo pasar las horas, horas que tendría que gastar en el colegio, ¿pero que más da? nadie me echara de menos allí. Los profesores se alegran de dar una clase sin mis incomodas preguntas y mis comentarios poco apropiados, y al resto no le pasara nada por pasar un día sin mis locuras y mis ideas que solo llevan a problemas. Los años de colegio... esto es vida
Me siento en la ventana. Es mucho más divertido tocar cuando en cualquier momento un desliz te puede deleitar con el sonido de la guitarra desplomándose contra esas frágiles baldosas. Si, los vecinos también me odian. Pero porlomenos saben que ocurre al jugar a "que lluevan ladrillos". Tranquilos, no hubo heridos.
Y entonces imagino que vuelve a pasa el, como cada mañana, a las 14:51 justos, ¿a donde ira?¿ Se percatará de que estoy ahí? Supongo que si, ya que alguna vez olvido la hora y sigo cantándole al cielo, como un pequeño ruiseñor que ocupa sus mañanas en dejar volar su voz.
Nunca había seguido a un extraño, yo esa despreocupada forastera, tímida bibliotecaria de vidas ajenas... Pero aquella vez... La curiosidad pudo conmigo,.
Las 14:51. Esa mañana decidí que no sería mas un extraño para mi. Operación "ganas de mi" Y estaba decidido a arrancarle esas ganas.
Lo primero que hice fue saber a donde se dirigía a la hora de comer. Al verle pasar debajo de mi ventana, salí corriendo escaleras abajo. Siguiendo sus pasos, con cuidado de que no advirtiera de su nueva y repentina observadora, llegamos a el lugar donde me hizo falta perderme para encontrarte a ti misma.
Se adentro en aquel parque, desconcertandome por completo ¿pero donde iba?. Derrepente lo perdí entre unos arboles de esos que son bajitos pero de abundante frondosidad. Tenía miedo por que pudiera pasar si entraba pero ya había llegado hasta allí ¿ Que podía perder? ¿la vida? paparochadas!

En ese momento, rompiendo aquel instante de perplejidad que me invadía, algo me agarro del brazo y tiro de mi.
¿Te sueles dedicar a seguir a extraños?- Claro que no ¿Y tu a raptar niñas? Casi me provocas una taquicardia. Ademas ¿donde estamos?- Cara a cara, me di cuenta de que era la sonrisa más bonita que había visto en mucho tiempo, y con esa misma sonrisa me miro y haciéndose el interesante añadió- Yo apoyado en un árbol, tu apoyada contra mi pecho...- Me hizo gracias- No estupido, hablo de este lugar ¿Que es este lugar?- Sinceramente cada vez estaba menos concentrada en el paisaje, tenía razón en que las distancias habían caído demasiado rápido. Hay personas que no las necesitan, y desde el primer vistazo llegan a algo, algo que crece y acaba siendo una historia de novela.
Me dio la mano, camino unos pasos y con una sacudida de mi brazo nos puso espalda con espalda.
Eh ¿que haces?- Callate y mira al cielo, ¿lo ves?- solo veo bosque- Eso es, este lugar esta escondido del mundo, la luz apenas entra y la vida se desarrolla en secreto. Por eso el mundo aun no ha tenido ocasión de acabar con el.
Aun no sabía que estaba haciendo allí, pero no estaba segura de preguntar. Quizás la respuesta podía romper mi fantasía. Pero el echo de que pudiera estar ilusionandome, tan rápido, de un desconocido, me aterrorizo, asique le solté las manos y dije - Bueno vamonos, o no, me voy yo, tu sabrás para que has venido aquí.-
Corrió a alcanzarme y se pudo delante de mi. - Has llegado aquí siguiéndome, bueno pues aquí me tienes. Asíque no te iras hasta que hallas pasado como mínimo la tarde conmigo.- Supongo que pensó que podía ser divertido, y yo con aspecto de no tener muchas ganas acepte.
Me miro con esa intensa mirada color miel y sonriendo de nuevo dijo- Te voy a enseñar algo.

Buscó entre unos matorrales pegados a la pared al pie de la puerta, y saco una cesta que parecía moverse.
Quito la sabana que tenía por encima, y unas pequeñas orejitas empezaron a asomar. ¡Eran conejos! pequeños y peluditos. Yo estaba anonadada.¿ Aquel extraño con pinta de chico duro, el pelo alborotado y pinta de olvidadizo y despreocupado, cuidaba conejitos indefensos en un parque? - Vale... ¿tu te encargas de ellos? no veo la trampa ¿los crías para matarlos y venderlos como combustible? - Como puedes tener esa pinta de niña dulce y sexy a la vez y soltar cosas tan...- ¿brutas?- Me guiño un ojo.- Mi madre me obligo a venderlos o a dejarlos por ahí, así que los deje aquí, y vengo todos los días a cuidarlos y asegurarme de que están bien. ¿Preferías lo del combustible?- La verdad era que si, pero no quería parecerle insensible.

Cuando ya no veíamos la puerta, miro al suelo y tímidamente suspiro- ¿Puedo pedirte algo?- Contagiada por su nerviosismo, di unos pasos por delante de el picarescamente y dije- Claro, pero.... primero tendrás que alcanzarme!


Horas comiéndonos a besos, tumbados en el suelo, como si allí no pasará el tiempo.


Y así lo hicimos. Aquel bosque se me hacía icreiblemente grande. -¿Y ahora un precioso camino empedrado?, ¡En que clase de cuento de hadas me has metido!- En nuestro cuento de hadas

No olvides, que toda llave encuentra su cerradura, y la cerradura nunca esta lejos de la llave- No, te entiendo...- Debemos volver, se va a hacer de noche
Salimos del paraíso en que me había sumergido y me acompaño a casa. - Nunca, por mucho que pase, te olvides de hoy- ¿Pero nos veremos pronto verdad?- Entonces, se paso la mano por la cabeza, al tiempo que un par de pelos de castaños caían sobre su hombro. - Mi princesa... Se feliz, nos vemos pronto, el cielo es el limite ¿recuerdas?- Y... se fue.

Quizás ya había estado allí, quizás les había dado de comer a sus conejitos y se había ido. Pero todavía no tenían comida. así que allí me quede, haciendo compañía a esas criaturitas, esperando que mi príncipe apareciera. Pero las horas pasaban de largo en mi reloj y allí no había nadie. Asíque fui a casa a por algo de comida para los pequeños.
Al llegar de nuevo a la entrada secreta del bosque me percate de que en verano los arboles crecerían y no habría manera de entrar. Tenía que abrir la otra puerta. Mir´w y remire la cerradura, pero no había forma. Tenía que encontrar la llave. Y busque una y mil veces, fuera y dentro del bosque. Entonces recordé sus palabras "No olvides, que toda llave encuentra su cerradura, y la cerradura nunca esta lejos de la llave" Así que corrí hacia el camino empedrado, me senté en el banco en el que nos sentamos la primera vez, ya hacia unas semanas, y allí estaba, esa piedra mal encajada en el respaldo, esta vez un poco más fuera. La saqué con la punta de los dedos y encontré un trocito de papel. Y enrollada en el, la llave.
En el papel había unas lineas escritas:
" Mi princesa,
Siempre estaré ahí, cerca. Puede que no sepa cuantos suspiros me queden, y casi agonizando, la vida fue bonita un instante.
Un instante a tu lado, más cerca que nunca del cielo."
Rompí a llorar, no recuerdo que paso por mi cabeza, pero no, si el cielo era el limite de esta manera, no quería el cielo.
Y pasaron los años, cuatro años larguísimos, cuatro primaveras, cuatro veranos, cuatro navidades y tres otoños y medio. Lo conejos ya murieron todos, y las hojas de mi jardín escondido cayeron demasiadas veces. Este sería el ultimo año que pasaba yendo allí cada tarde, a las 14:51, antes de irme a la universidad para no volver.
Un día cualquiera, casualmente el ultimo, me senté en el banco, a mirar como la hojas que caían tapaban el suelo y hacían cada vez mas difícil ver el cielo, que aun quedaba muy lejos, y solo se veía nítido en invierno. Cuando se hizo tarde me levante de esa piedra fría por ultima vez, con tanto dolor como hace cuatro años, la primera tarde que tuve que hacerlo sola. Me dispuse a salir paseando de nuevo por el camino empedrado cuando una voz retumbo a mi espalda:
- Me llamo....